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Saturday, August 1, 2020

FRANCIA 9: Les Calanques Y Marsella

24 de septiembre de 2017 Empezamos el día haciendo una excursión Les Calanques, un lugar con espectaculares paisajes costeros. En concreto hicimos la que llega a la Calanque d'En Vau, con una escarpada cala flanqueada por empinados acantilados. A primera hora de la tarde llegamos a Marsella, y dedicamos el resto del día en pasear por sus calles, en especial por Le Panier y el Vieux Port. Aquel día nos esperaba una jornada la mar de completa, con un trekking para descubrir espectaculares paisajes naturales y un agradable paseo por una gran ciudad. La excursión la íbamos a hacer en el Parque Nacional de Les Calanques, un gran macizo costero con escarpados acantilados y bellas aguas turquesas situado muy cerca de Marsella. La palabra "calanque" se refiere a un valle excavado por un río y que posteriormente inunda el mar. El parque es enorme, de forma que hay una gran cantidad de lugares que ver.

24 de septiembre de 2017

Empezamos el día haciendo una excursión Les Calanques, un lugar con espectaculares paisajes costeros. En concreto hicimos la que llega a la Calanque d'En Vau, con una escarpada cala flanqueada por empinados acantilados. A primera hora de la tarde llegamos a Marsella, y dedicamos el resto del día en pasear por sus calles, en especial por Le Panier y el Vieux Port.

Aquel día nos esperaba una jornada la mar de completa, con un trekking para descubrir espectaculares paisajes naturales y un agradable paseo por una gran ciudad. La excursión la íbamos a hacer en el Parque Nacional de Les Calanques, un gran macizo costero con escarpados acantilados y bellas aguas turquesas situado muy cerca de Marsella. La palabra "calanque" se refiere a un valle excavado por un río y que posteriormente inunda el mar. El parque es enorme, de forma que hay una gran cantidad de lugares que ver. Además, su complicada orografía hace que no haya carreteras que la atraviesen, así que la mejor forma de descubrirla es por mar o caminando. Nosotros elegimos esta segunda opción, y entre las diferentes calanques accesibles mediante trekking elegimos la Calanque d'En Vau, a la que se puede llegar haciendo un trekking de unas 4 horas desde Cassis.

Les Calanques

Así que después de desayunar en nuestro hotel de St. Menet nos dirigimos a Cassis. Habíamos leído que existía un parking de tierra al inicio del sendero, pero al llegar había una señal que decía que sólo lo podían usar los vecinos. Las calles aledañas se empezaban a llenar de coches, pero por fortuna pudimos encontrar un sitio en una calle lateral. Entre unas cosas y otras empezamos a caminar casi a las 11. Al ser domingo, se notaba una gran afluencia de marselleses, tanto para bañarse en las calas como para hacer excursiones. La nuestra empezaba en la Calanque de Port Miou, que no es muy espectacular al estar ocupada por un puerto deportivo y estar flanqueada por una cantera. El sendero empezó a subir colina arriba, dejándonos bonitas vistas de la boca de esta calanque. Tras franquear un collado llegamos a la Calanque de Port-Pin, un pequeño entrante del mar en cuyo fondo había una cala hasta los topes de bañistas. La combinación de las aguas turquesas y los paisajes rocosos era inigualable, un buen anticipo de lo que estaba por venir.

Calanque de Port Miou
Calanque de Port-Pin

A partir de aquí empieza la parte mas complicada del trekking, en la que hay que superar mas desnivel. La ruta clásica hacia la Calanque d'En Vau sube por un pequeño valle hacia el oeste. Pero como teníamos tiempo decidimos usar una ruta algo mas larga, que va resiguiendo la costa. El primer tramo es paralelo a la Calanque de Port-Pin, así que se tienen bonitas vistas de ella. El segundo tramo es el mas espectacular, ya que recorre un saliente que da a la Calanque d'En Vau, con unas vistas impresionantes. Al llegar al primer mirador nos quedamos sin palabras ante el gran espectáculo que teníamos delante. En Vau era mucho mas escarpada y profunda que las que habíamos visto hasta entonces. Estaba encerrada por altísimos acantilados rocosos en los que la vegetación se intentaba aferrar, dejando un estrecho canal bañado por unas aguas cristalinas. Sin duda, uno de los lugares más espectaculares que vimos a lo largo de aquel viaje.

Calanque de Port-Pin
Calanque de Port-Pin desde el sendero costero
Calanque d'En Vau
Las barcas y los bañistas se veían la mar de pequeños...
Calanque d'En Vau

La parte mas complicada sin duda del trekking es bajar desde la meseta de los miradores al fondo de la Calanque d'En Vau. El camino es muy pedregoso e inclinado, y hay que llevar calzado adecuado. Finalmente llegamos a la cala que hay al fondo de la calanque, ocupada por unos pocos bañistas y gente que había llegado en kayak. El estar rodeado por aquellos altos acantilados te hacía sentir pequeño. No nos entretuvimos demasiado e iniciamos el regreso. La vuelta la hicimos por el sendero clásico, no por la costa como en la ida, que es mas directo aunque sus paisajes no valen mucho la pena. Finalmente completamos la ruta en unas 4 horas. El trekking nos encantó, sobre todo las vistas de la Calanque d'En Vau desde el sendero que va por la costa. Para nosotros, Les Calanques es un imprescindible en cualquier ruta por el sur de Francia.

Típico paisaje rocoso de Les Calanques
Bajando a la cala
Vista desde la cala

Volvimos al coche y pusimos rumbo a Marsella, donde íbamos a pasar el resto del día. Fuimos primero a nuestro alojamiento, situado al norte del barrio de Le Panier. Dejamos el coche en el parking de Phoceéns (19,30 € hasta la mañana del día siguiente), que estaba relativamente cerca de nuestro alojamiento, Marseille City. La primera impresión fue bastante mala, ya que estaba situado en un barrio algo deprimido y en una finca andrajosa. El propietario nos estaba esperando, y todo cambió cuando nos enseñó la habitación: ¡era fabulosa! Se veía todo nuevecito y limpio, lleno de detalles y decorado con gusto. ¡Nos encantó! El desayuno estaba incluido y nos lo trajo el propietario a la mañana siguiente, consistente en unos croissants, pan, mantequilla y algo de fruta, suficiente para empezar bien el día. La ubicación era perfecta para nosotros, ya que quedaba cerca de los dos barrios que queríamos ver en Marsella, Le Panier y el Vieux Port. La noche nos salió por 68 €, una verdadera ganga por la calidad de las instalaciones y del servicio ¡Repetiríamos sin pensarlo!

Nuestra habitación en Marsella

Empezamos nuestra visita exprés de Marsella por Le Panier, uno de sus barrios más pintorescos. Al comenzar a callejear por él rápidamente se convirtió en nuestro barrio preferido de Marsella. En sus callejuelas y pequeñas plazas se respiraba una gran tranquilidad, algo chocante teniendo en cuenta que estábamos en el centro de una ciudad de casi un millón de habitantes. Y además el ambiente era muy auténtico, nada turístico. En su centro se alza la Vieille Charité, una casa de beneficencia construida en estilo barroco en el siglo XVI. Se podría entrar libremente a contemplar su bonito claustro, pero para ver la capilla había que pagar la entrada de una exposición de arte que se hacía allí.

Le Panier
Rincones de Le Panier
Paseando por Le Panier
Vieille Charité

Después bajamos de la colina donde se asienta Le Panier y nos acercamos a ver la Catedral de Marsella. Es un curioso templo construido en el siglo XIX en un exótico estilo románico-bizantino, vale la pena darle un vistazo. En esta zona se conservan algunas de las antiguas fortificaciones que protegían el valioso puerto de Marsella, como el Fort St. Jean. También vale la pena darle un vistazo al edificio futurista del Mucem, el Museo de Civilizaciones Europeas y del Mediterráneo.

La Catedral de Marsella
El futurista Mucem, con la catedral al fondo
Fort de St. Jean, con el Fort St. Nicolas al fondo

A continuación nos dirigimos al Vieux Port, la parte mas antigua de la ciudad que nació entorno de su puerto natural. Un ancho paseo permite recorrerlo cómodamente y lejos de los coches, así que es una de las zonas para pasear preferidas de los marselleses. Los edificios que lo rodean destilan cierto aire señorial acorde a la importancia que ha tenido el puerto. Una de las zonas más agradables del Antiguo Puerto es el Cours Honoré-d'Estienne-d'Orves, con una curiosa historia. En esta zona estaban emplazados los edificios que albergaban uno de los arsenales de la marina mas importantes del país. Al abandonarse la actividad militar, fue recuperado acertadamente para la ciudad, y hoy en día alberga un buen número de cafés y restaurantes, formando una tranquila plaza peatonal.

Vieux Port
Cours Honoré-d'Estienne-d'Orves

Empezaba a caer la noche, así que dimos por concluida nuestra visita a Marsella. Al final solo le dedicamos tres horas, que es poco teniendo en cuenta lo grande que es la ciudad. Pero nuestros objetivos eran fundamentalmente Le Panier y el Vieux Port, así que el tiempo que le dedicamos fue adecuado. Decidimos quedarnos a cenar en el Vieux Port, en el que hay una gran cantidad de restaurantes para elegir. Acabamos en Le Marseillais, cuya especialidad era uno de los platos que Neus quería probar, la bullabesa, la típica sopa de pescado francesa. Las tenían de diferentes pescados y ella eligió una con cabracho; David se decantó por un magret de pato. La comida era muy buena y abundante. La bullabesa la traían en un perolo y te iban llenando el plato con sopa a voluntad. Junto con un buen vino tinto, la cena nos salió por 64,50 €.

Nuestra cena


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Santiago De Compostela En 3 Días. Marzo De 2016


Llegué a Santiago de Compostela, desde Santiago de Chile, previo paso por Madrid para inaugurar mis vacaciones modificadas de 2016. La idea original era haberme ido unas semanas antes para hacer una pasantía en Madrid del Máster de Género que estaba cursando, pero como fue suspendida, cambié pasajes, acorté estadía y me decidí ir igual a explorar parte de Europa, en mi ruta que incluiría Valencia en Fallas, Amsterdam, Berlín, Praga y Moscú, (cortina de Hierro), por poquito menos de un mes.

Como tenía dos o tres días antes que empezaran las Fallas, decidí trasladarme a la mágica Galicia, a la provincia de A Coruña y conocer Santiago de Compostela, dado que hacer El Camino ha sido desde siempre uno de mis sueños, y no por sentirme particularmente Católica, sino porque pienso que hacer esta ruta, transitada desde tiempos medievales, es una manera de conocerse a uno mismo a tal punto que resume décadas de terapia y te fortalece para poder sortear con éxito cualquier cosa ... así que me parecía buena idea comenzar mi recorrido en esta ciudad llena de espiritualidad y misticismo.

Elegí para quedarme los Apartamentos Turísticos Blanco (www.blancoapartamentos.com) por precio y ubicación, además de la independencia que permite llegar y entrar y sentirse como en casa. El piso tenía cocina y un baño lindo, hasta con lavadora.




Todo en esta ciudad, listada como Patrimonio de la Humanidad en Unesco desde 1985, tributa al peregrinaje a la tumba del apóstol Santiago y a su carácter de ciudad Santa, siendo el tercer destino de peregrinación del cristianismo, después de Jerusalén y Roma.

Cuenta la tradición que la tumba del Apóstol Xacobo o Santiago que contenía partes de su cuerpo trasladados míticamente en una barca de piedra desde Jerusalén (entonces tomada por los moros) fue encontrada en el siglo IX por un pastor que vio repetidas veces varias estrellas que aparecían en la noche sobre un bosque cercano a la villa, razón por la cual la ciudad recibe el nombre de Compostela, que sería equivalente a Campo estrellado. Desde ese descubrimiento se levantó la primera iglesia por orden del rey convirtiéndose en ruta de peregrinaje de reyes y obispos, y de figuras tan relevantes como el mismísimo San Francisco de Asís.


Nada más me instalé en el departamento, recién llegada del aeropuerto y salí a caminar y recorrer mi barrio y a buscar algo para comer, dado que había estado la mayor parte del día viajando. Exactamente  a la vuelta de la esquina está la explanada de la Plaza del Obradoiro que sirve de asiento a la fachada de la Santa Apostólica y Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Compostela y al Pazo de Raxoi, ambas edificaciones impresionantes, más aún de noche, por su tamaño y aura, por decirlo de alguna manera, aún estando la catedral con trabajos de restauración.



Seguí una ruta lógica hacia la Rua do Franco, arteria peatonal principal llena de tabernas y restaurantes, donde me instalé, la verdad donde estaba abierto. Fue una súper buena opción para familiarizarme con la comida Gallega, mayormente compuesta a pescado, mariscos y pulpo, además de excelentes panes, quesos y de vino rico con denominación de origen Rias Baixas, del que quedé prendada.


Mis días en la ciudad los pasé mayormente caminando de un lado para otro, reservando un solo tour  fuera para visitar el Faro de Fisterra y Muxia. El casco histórico es más bien pequeño y gira en torno a la Catedral que es la gran protagonista y que visité por dentro, por fuera y por arriba en distintas oportunidades. Tomé el free tour de día y de noche, donde tuve la suerte de ser la única y por eso resultó más como salir con una amiga que te muestra su ciudad. (www.freetourcompostela.com)

Todos mis recorridos los empecé en la Plaza del Obradoiro,  donde se emplaza el Ayuntamiento de Santiago, en el Pazo de Raxoi, el Hostal de los Reyes Católicos y la Catedral. La plaza, que pude ver esta vez de día, le debe su nombre a los artesanos se asentaron en la plaza para completar la magnífica fachada de la catedral, que  según se dice les habría tomado 100 años.



Resulta que en la plaza pasa de todo, están los peregrinos transitando con sus mochilas y bastones, varios grupos de escuela al parecer en paseos de curso, locales haciendo trámites en las oficinas públicas y yo sentada al sol atenta a todo lo que pasaba para no perderme detalle.


A cada paso que uno da aparece un edificio más hermoso que otro, a unos pasos de la fachada de la Catedral está la plaza de la Azabachería, y el maravilloso Monasterio de San Martín Pinario, que data del siglo X y sirve actualmente de seminario y sede universitaria.


La plaza lleva ese nombre porque en la época medieval acá se establecieron los artesanos dedicados a labrar la piedra azabache, que hasta hoy es reconocida como poderosa protectora contra las malas energías y mágica. Hoy hay varias joyerías que venden pequeñas piezas talladas , yo le compré a mi mamá- la más pía de la familia- una conchita de vieira, símbolo de los peregrinos, pero también era muy popular la figa, o mano protectora, además de algunas figuras de la mitología celta.


El Hostal Dos Reis Católicos, situado también en la zona, fue en su tiempo un hospital levantado por orden de los reyes para asistir a los peregrinos que necesitaban atención médica, hoy es un Parador bastante lujoso para pasar unos días en la ciudad.



Pude visitar el parador en su interior para poder probar la Tarta de Santiago, una de las delicias locales, hecha de almendras, huevos y mucha azúcar, con una textura más bien seca, pero con gusto exquisito del mazapán.

Aproveché mi soleada mesita para avanzar en mi lectura del libro "Bueno, me largo", de un alemán llamado Hape Kerkeling, que completó el camino y escribió este libro inspirador, aunque bastante estereotipado cuando habla de los no europeos, especialmente de las mujeres latinas. Después el libro se  hizo película, igual de emotiva que la cinta The Way, protagonizada por Martin Sheen y Emilio Estévez. Hay varios libros que cuentan sobre el camino, de los más conocidos es el de Shirley MacLaine y el de Paulo Coelho, todos quienes en su época han inspirado a sus connacionales para aventurarse cuando sintieron el "llamado" del camino (después de leer los tres, ese es el denominador común que encontré)


Rodeando la Azabachería y también el edificio de la Catedral se llega a la Plaza de Quintana, que permite ver toda la cabida de la catedral, porque no es sólo la fachada si no que se compone de varias piezas, que la hacen crecer hacia los lados, hacia atrás y hacia arriba con detalladas torres que se pueden admirar desde las escalinatas de esta plaza, que domina todo su costado, y donde se pueden aprovechar además los rayos del sol.


Esta plaza es muy importante, porque precisamente el año 2016 el Papa Francisco  había decretado que sería  un año de Jubileo extraordinario (hay año del jubileo, Xacoveo o año santo cada vez que el 25 de julio cae día domingo, o sea, ocurre 14 veces en un siglo), lo que implica que cada quien que entre en la Catedral por la Puerta Santa, se confiese y comulgue obtendría la indulgencia plenaria, o  sea, el perdón de todos los pecados.

La Puerta Santa permanece cerrada y tapiada, y cada 31 de diciembre del año santo, se derriba su tapia y queda abierta durante todo el año para ser cruzada por los peregrinos, hayan hecho o no el camino, recibiéndolos el mismo Apóstol Santiago, junto a sus dos discípulos, quienes presiden la puerta desde su arco.


Tras dar una vuelta más al edificio catedralicio, se puede admirar la torre del reloj, también llamada la Berenguela y la plaza de la Platería, donde se sitúa la Fuente de los Caballos, el cabildo y también la tienda de la catedral donde están todos los libros, guías y documentales sobre el camino, y precisamente donde compré el de Kerkeling.



Después de rodear la Catedral y medirla desde fuera, recién ingresé para ver su interior y sólo puedo decir que como toda catedral española que conozco es impresionante y enorme, la nave central es amplia y alta y el altar muy dorado, tributando al estilo barroco. Está rodeada por muchas capillas y oratorios y tiene construcciones de varias épocas, en que se ha ido ampliando y restaurando.



El altar mayor también es impresionante, todo barroco y dorado.



Detrás del altar mayor y debajo de él está el antiguo sepulcro donde se puede "visitar" las reliquias del apóstol, en un mausoleo subterráneo, que es precisamente donde se escondieron sus restos para protegerlos de los ataques piratas del siglo XIX. Este lugar es de mucha devoción, en especial cuando llega algún peregrino que ha concluido su camino personal y viene a presentarse, además para dar el tradicional abrazo al Apóstol.




Pero sin duda el elemento más peculiar de esta catedral es el enorme Botafumeiro que cuelga de sus techos, y que quema incienso en cada misa de fechas especiales con su metro sesenta centímetros volando a gran velocidad, siendo tirado con una polea y varias cuerdas por 8 personas. Lo divertido es que se cuenta que su tamaño no podía ser otro  para poder disimular el olor de los peregrinos que concluían un camino de varias semanas.


También se pueden hacer otras cosas en la ciudad que no estén relacionadas con la Catedral o los peregrinos. Desde la Plaza del Obradoiro, se puede elegir  caminar hacia ambos lados; si giras hacia la derecha está la Rua de Franco y la Alameda, porción más moderna de la ciudad, donde están los restaurantes y más comercio, si en cambio giras a la izquierda te encuentras con las instalaciones de la universidad y el mercado de abastos.

Caminando sin rumbo hacia el lado izquierdo esta vez encontré la Plaza Cervantes, donde antiguamente se reunía en pueblo en sus actividades sociales y políticas y donde tuvo su sede la inquisición.



A unas cuadras está el Mercado de Abastos, donde se puede admirar no solo el edificio, y como transcurre la escena más local, sino encontrar los más frescos productos y degustar en los restaurantes todas las delicias locales, en especial el pulpo y los pescados.



De mis productos favoritos, que además compré para llevar de regalo a Valencia donde iría días después a celebrar Fallas con mis primos, estaban el Queso de Tetilla, que tiene denominación de origen, y que se llama así por su forma cónica, y el O Cebreiro, que es como el queso fresco, también con D.O. 



Hacia el lado derecho de la parte trasera Catedral, se pueden recorrer la Rua Nova y llegando a la Alameda, se encuentra la Entrerrúa que es un callejón estrechísimo cuyo ancho apenas deja transitar a una persona a la vez.



Por la Rua Nova se encuentra también la Iglesia de Santa María Salomé, consagrada a la madre de Juan Bautista, y que se caracteriza por tener en su puerta una estatua de la Virgen embarazada.



Saliendo de la ciudad vieja o casco histórico se puede caminar hacia la plaza Galicia, donde está situado todo el comercio más moderno y donde se puede tomar el shuttle al aeropuerto, o simplemente cruzar la calle y caminar hacia el Parque de la Alameda.


El parque es enorme y bello, su principal visita es la estatua de "las Marías" que inmortaliza a dos hermanas que vivían en la ciudad en tiempos de Franco y salían vestidas de manera muy excéntrica a las dos de la tarde cada día, para ser vistas por todos, en especial la gran cantidad de estudiantes que circulaban a esa hora y hoy están ahí para tributar a su libertad y rebeldía, a pesar de los horrores que les tocó vivir.



La única salida que hice de la ciudad fue para conocer Fisterra o Finisterre, el fin del mundo para los antiguos y Muxia, para ello contraté un tour en la plaza de la Platería y me llevaron a mi y a una peregrina Alemana, que había iniciado su camino en León, y ya cansada quiso transporte para llegar a este mítico lugar.

El viaje a Muxia tarda un poquito más de una hora, y atraviesa un paisaje hermoso, en partes parecido al sur de Chile, y en partes te hacían olvidar que estábamos en España, porque hay que decirlo, Galicia tiene identidad. Pasamos por pueblos pequeños y varias colinas, impresionándome unas pequeñas construcciones que parecían a lo lejos pequeñas capillas de piedra, pero que en realidad son graneros, llamados Hórreo, montados sobre pilotes de piedra y coronados con una cruz, que estaban regados por todo el camino, junto, casi a cada casa.





Llegamos a Muxia, situada en la afamada Costa do Morte y nos trasladamos de inmediato a la iglesia Santuario da Virxe da Barca, erigido en el lugar donde se le habría aparecido la Virgen al apóstol Santiago, flotando en una barca de piedra, cuando éste predicaba el evangelio en los entonces territorios del imperio romano.



La iglesia es más bien nueva, reconstruida luego de haberle caído un rayo, pero no por eso dejaba de ser solemne y significativa además por estar a la orilla de ese mar inmenso y bravo.


Luego paramos en una playa intermedia, donde los peregrinos se cambian de ropa y dejan los botines, para llegar purificados a Fisterra, sin embrago esta práctica, al igual que la antigua quema de las ropas, es desaconsejada en la actualidad por el impacto que pueda tener en el ambiente y respecto del fuego, por lo peligroso que es.



Finalmente llegamos al kilómetro 0 del camino de Santiago y fin de la peregrinación para muchos, a pesar que el diploma ya lo dan en la ciudad de Compostela.



El faro de Fisterra está situado en el cabo del mismo nombre, ha sido testigo del imperio romano, de batallas y naufragios y del fin de miles de peregrinajes. Permite una vista amplia al atlántico, enorme y bravo en este sitio, siendo además punto final de la Costa do Morte.


El tiempo en este lugar pasó despacio, caminamos de un lado al otro del faro, disfrutando de la paz y del paisaje hasta que llegó la hora del atardecer que fue impactante, no sin antes disfrutar del grupo de cabritas que comía tranquila pastitos de la orilla del cabo.


Está también como testigo de cada atardecer el monumento a la bota del peregrino, hecho de bronce, en homenaje a quienes completaron el camino en este sitio.



De regreso a la ciudad y en otra jornada decidí visitar las cubiertas de la catedral, que es la única actividad con pago relacionada con ella. Se ingresa por el Palacio Arzobispal, también incluido en la visita y sirve especialmente para obtener una vista 360 grados de la ciudad y para ir distinguiendo cada edificio y torre que sucesivamente le han dado la gran cabida que tiene actualmente la catedral. 



Lo bueno es que en este recorrido se pueden admirar con más detalles las torres, como  la Berenguela o del Reloj.



Y también se pueden admirar las plazas de la Platería, del Obradoiro y de la Quintana, en toda su dimensión y movimiento.




Una de las pocas actividades nocturnas que en mi visita hice además de salir a comer a Rua do Franco, bastante al asar, fue tomar el free tour nocturno, llamado Santiago Mágico, conducida por Sonia una guía muy amorosa y simpática, y yo suertuda, porque tuve un tour privado.

Partimos a las 20:00 en la plaza del Obradoiro, donde me volvió a presentar todos los edificios, esta vez iluminados, además de muchas leyendas de la ciudad, incluidas historias de hechiceras o Meigas, muy presentes en el folklore Gallego. 

Rodeamos la catedral por sus plazas y nos detuvimos en la Quintana, que tenía un célebre habitante nocturno: el peregrino, que aparece en las sombras, una vez que el sol se pone. Hay varias leyendas sobre su origen: que es alguno de los peregrinos enterrados en la misma plaza que era antes un cementerio, y una más romántica sobre un cura enamorado que quiso escapar con una monja para vivir su amor prohibido y ella nunca llegó, por lo que aún la espera.



Seguimos la caminata por la Rua Nova, con sus lindos portales y nos devolvimos a la Rua do Franco, para visitar la Capilla contigua a la Fuente del Franco, donde tiene lugar otra leyenda relacionada con el traslado de los restos del apóstol y su entierro en esta ciudad. Hoy es una capilla donde está el mismísimo Santiago ataviado como peregrino y que pasa súper inadvertida para el visitante.


Ya habiendo hablado de lo humano y lo divino, solo nos sentamos a tomar un café para seguir con la conversación, en uno de los lindos cafés cercanos al Palacio de Fonseca.




Terminados mis 3 días en Santiago solo puedo decir que quedé con ganas de volver, quizás, por qué no, caminando como peregrina... tal vez es verdad que el camino te llama, y a mí, al menos siempre me llega un artículo, una foto o una película, como parte del misterio. 

Me gustó muchísimo esta ciudad y su ritmo espiritual, sin ser "pechoña" como se dice acá. Valoro mucho que, a diferencia de sus predecesoras ciudades santas como Roma y Jerusalén, acá la espiritualidad es una cosa personal y no institucional, por lo que no se vive como un dogma, sino como cada uno lo quiera vivir, y en ese sentido, también me sentí bienvenida, 

De acá partiría en mi vuelo de Ryan Air directo a Valencia directo a vivir las Fallas.


Next destination: Valencia








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